Creo que hasta los 18 años jugué con muñecas, pero lo hice seriamente, así que cada vez que peleaba con un pololo o llegaba cansada de la universidad me encerraba en mi pieza y empezaba a vivir mi mágico mundo con barbies y muñecas (algunas que conservo hasta el día de hoy), me gustaba eso, crear historias imposibles donde yo a través de un cuerpo perfecto y hermoso tenía una vida fantasiosa y feliz. Siempre me gustó pendejear de esa manera, si hay algo que le agradezco a mi mamá es que siempre incentivó mi creatividad dejándome hacer las cosas más insólitas del planeta en mi casa y no le importaba nada, es así como en el comedor habían lámparas de papel arroz con figuras de duendes y en las paredes habían maravillosos murales colorinches, mezcla de la UP con referencias hawaiianas... y bueno como olvidar aquella obra de arte que hice con conchas de ostión que pegué en mi pieza con la gotita, era cerca de 100 conchas, todas pegadas de la más pequeña a la más gigante en forma de abanico, resultado, una pared con relieve y un diseño que ya se quisieran algunos que hoy frekean con darle "onda" a sus espacios. Que ganas de tener alguna foto de tanta locura, en fin. Bueno la cosa es que como bien de chica la "peiné" de grande tampoco se me iban a quitar las ganas de seguir coleccionando muñecas y peluches divertidos, de hecho tengo todos los monos de películas que yo solita me he comprado. También han habido regalos, la gente que me conoce mucho sabe que prefiero mil veces que me regalen una muñeca a algún regalo "práctico y fome" como les digo yo a cosas tan prácticas y fomes como cremas antiarrugas y billeteras.... mi último regalo fue de mi suegrita y es un nenuco que se llama Román (no piensen que estoy loca, no creo que sea mi futuro hijo) pero es hermoso y suave y me encanta dormir con él y apretarlo y oírlo tirarse chanchos, es demasiado rico!
Bueno porqué les cuento tanta cosa se preguntarán, todo esto para llegar a las mini mi con las que estoy pelando el cable últimamente, el motivo de mi locura son las pequeñas muñecas de colección
Blythe, bien escasas al menos en nuestro país. Son realmente una maravilla, de descendencia nipona, estas bellas piezas de colección tienen unos ojos inmensos, una cabeza inmensa y un cuerpo tan escuálido como pirigüin, pero son lindas de verdad y verdaderos objetos de deseo para gente como yo. La gracia de estas pequeñas muñequitas es que uno las puede personalizar tanto como quiera, cambiar sus ojos de color, maquillarlas, cambiarles el tono de su piel brillosa por un mate (para eso hay que lijarlas) y cambiar su pelo y accesorios. Me encantaría tener una versión pequeña de mi, o una mini mi como las llamo yo, pero como les contaba aquí en Chile es prácticamente imposible tener una, la opción sería comprarla vía web, pero aún no me atrevo a hacer compras on line, no sé, no me da confianza... bueno, ojalá alguien pueda tener una, realmente para quienes amamos las muñecas son un pequeño tesoro que conservaremos TODA LA VIDA!!!!!! y yo seguiré esperando que alguien viaje y se apiade de mi y me traiga una maravillosa
Blythe lo más parecida a mi!!!!
