viernes, junio 18, 2010

MADE IN VENEZUELA


Debo confesar que cuando vi Réquiem por un sueño, la historia que más me impactó fue la de la pobre y abandonada madre… me afectó incluso al punto de llorar… porqué? Me preguntaba yo, siendo que la historia de la chica que se prostituye por droga es aún más patética, pero probablemente más vista, o más conocida.
Ver Réquiem fue para mi viajar, trasladarme a una dimensión paralela donde convivía yo, mi madre y sus miedos; yo, sus angustias y sus pastillas… pastillas para todo; para dormir, para despertar, para vivir, para no morir…

Ver Réquiem fue trasladarme de golpe y porrazo a todo lo que una vez logró dañarme, no conciente, claro, porque… ¿cómo convive uno con los miedos, temores y frustraciones de la persona que incondicionalmente te ha entregado todo en la vida; con que derecho criticas, juzgas o perdonas…

Y creo que por esa razón o tal vez para restarle gravedad al tema, inventé un lado B de la historia. Y esto fue cuando me puse a pensar que las madres y el día “fomingo” están intrínsecamente relacionados.
Debo confesar que me extraña profundamente el tonito medio carrasposo, meloso y sufrido que ocupan nuestras madres cuando por ejemplo, te nace llamarlas… así como por la buena onda.

Y no es que no lo hubieses hecho antes porque no te nace, sino porque cuando más pendiente lo tienes, probablemente una orden superior te hará salir a terreno, haciendo que te olvides por completo de la llamada de tu corazón… bueno, así es para la gente que labura no? Y aunque suene medio malévolo, mi intención no es reírme de un hecho tan grave como la soledad de mi madre, sino, más bien darle la vuelta y condecorarla, porqué no, como lejos, la madre más venezolana de la vida; y lo veo así, porque la historia de mi madre supera con creces los guiones de aquellas teleseries; ella también ha estado al borde de la locura, se ha quedado ciega de desilusión, no ha comido en meses por depresión (cosa que yo no podría hacer), ha llorado hasta decir basta, ha debido lidiar con malvadas suegras o ha debido afrontar la pérdida del que creía su gran amor, cargando sola con hijos a cuestas…
Pues este premio, se lo gana mi madre… lejos, es seca, es venezolana, siempre se lo digo.

Y bueno, me decido a llamarla… ahí va ese tonito de voz medio “llanteril” al que me he acostumbrado; debo decirlo, me pregunta como estoy, le pregunto si está enferma… quiero entenderla, saber que le pasa, nada me pasa, estoy bien…
Mañana estoy contigo vieja, que bueno, hace tanto que no te apareces por acá, el domingo pasado estuve contigo mamá…
Ahh, es cierto…
Estás bien?
De nuevo, porqué me lo preguntas, no, es tu voz, lloraste?
No
Ok
Estás bien? (realmente estoy preocupada)
Ya te dije que síiiii (entonces grita) y entonces me alegra saber que está bien, que es así, que su grito me suena a normalidad…
Ok, nos vemos mañana… (temerosa), Ma, te quiero mucho.

Y mientras corto, pienso como ha pasado el tiempo, como nos hemos alejado, como yo y mi anulada madre, siendo sangre y sangre no hemos podido construir hacia adelante, tal vez porque hacia atrás hay muchos puntos que no se unieron…

Y mientras corto, pienso que lo que nos distancia se llama tiempo, porque mientras yo más tiempo quiero para vivirlo, ella menos tiempo quiere que le quede para estar aquí…

Y este se transforma definitivamente en el mejor argumento; porque muchas veces en su soledad, para ella, el tiempo es una excusa que ya no vale la pena.

2 comentarios:

  1. Me encantó lo que escribiste... me llegó de una forma tan distinta, hoy que ya soy mamá, hace dos meses... es increíble como la vida siempre nos pone del otro lado de la rueda. Como dices tú, para mi mi mamá también es bien venezolana... y me pregunto si alguna vez yo seré vista así por mi hija (ahora guagua). Te agradezco compartir tus reflexiones. Un abrazo apretaado!!

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  2. gracias Evelyn, de verdad que esto de las relaciones madre e hija a la larga se transforma siempre en un conflicto, he llegado a la conclusión de que es porque la mayoría de las veces somos iguales a ellas... tb me pregunto si mi hija en algún momento me verá así o yo seré con mi hija como ha sido mi madre contigo, pero eso solo me agota, como digo muy a lo personal a mi madre no tengo que entenderla, solo amarla, tanto como la amo ahora! gracias por tu comentario, besos!!

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