viernes, junio 18, 2010

SE ME HABIA OLVIDADO...


Anoche y por casualidad me di cuenta de que se me había olvidado…
Anoche y por casualidad entendí que una rosa de luca vale más que mil palabras cuando la familia es humilde y la pasión del amor se transforma en compañía.

Que lejos estaba de acordarme de los detalles en los que siempre he creído… en los detalles que me hacen sentir con la convicción eterna de que todo se puede lograr.

Anoche y por casualidad, vi un programa, de esos de cirugía que uno ve más por morbo a los testículos gigantes que por otra cosa, y resulta que descubrí que además las personas o al menos algo de sus historias importan, contrario a lo que uno puede pensar, y entendí (nuevamente), porque ya lo había entendido, que aunque suene estúpido o poco cool, hay gente que afuera sufre, y sufre mucho, más que la cresta. Que hay gente que ha tenido que lidiar toda la vida con las caras amargas de gente, que como nosotros, no entiende, porque no ha vivido las diferencias.

Me sorprendí viendo ese programa, me sorprendí sintiendo que me pasaban cosas viendo ese programa, que los pelos llenos de soberbia se levantaban como en una batalla en busca del respiro que evitara hacerme llorar… hasta que me di cuenta que no podía más, que tenía que llorar, que eso que estaba viendo era muy crudo, era muy triste, que yo tenía todos mis dientes en su lugar y salvo una vez luego del accidente que viví, nunca más tuve que esconderme para que no me vieran raro en la calle.

Entonces comprendí mil cosas, comprendí el amor de verdad entre una mujer desdentada y un hombre con un tubérculo gigante que le colgaba entre sus piernas… de una u otra forma, se amaban y agradecían a cámara, ella por que el amor de él dejaría de ser mórbido y él agradecía a cámara algo tan simple como que ella podría nuevamente sonreír, y tal vez comer… si es que hubiese dinero al día siguiente.

Entonces una vez más la cabeza se me revolvió y el estómago se me apretó. El cocinó unos tallarines sin marca, ella se calzó su mejor falda, sin marca. El, encendió una vela rasca, sin marca y ella se sentó en un comedor roído, sin marca. Entonces él sacó una rosa, humilde, de semáforo, de luca y se la entregó… no fue una docena, fue sola una, y se la entregó, y ella lloró y se abrazó a su cuello y se besaron… y los dos eran feos, pero eran hermosos, y lo que es más envidiable aún, es que a pesar de todo, se tenían el uno al otro…
me pregunto yo, quién puede decir lo mismo, quién puede decir que tiene un incondicional al lado…

Yo sí, lo tengo, y es power, y se me había olvidado, y anoche y por casualidad me di cuenta que hace tiempo que habían cosas que se me habían olvidado…

Entonces recordé cuando hasta hace poco tiempo atrás agradecía a la vida por todas las veces en que e acordaba de mi, y me despeinaba, y me hacía ver que si me pasaban cosas, una tras otra, era para hacerme ver que estaba viva, que cada dolor, risa y emoción eran parte de lo que tenía que sentir para darme cuenta de que las cosas pequeñas y sencillas valen la pena…

Y anoche y por casualidad entendí que me había olvidado de los kavas kavas y mis dioses, de mis creencias, de mi humildad…
De mis tardes al cruzar el parque, cuando un taxi se transformaba en un lujo impagable, invaluable y no pan de cada día.

Entendí que me había olvidado de la simpleza de un te quiero al lujo de un material…

Anoche entendí que cuanto más uno tiene, más se olvida de su origen, de lo mal que en algún momento lo pasó, cuanto más uno tiene, más se olvida de su historia, más competitivo, posesivo e idiota el corazón se pone…

Anoche entendí que la simpleza no es un sushi de 20 lucas, es la conversación, franca, directa y comprometida con alguien que fuma en la pileta.

Y anoche juré y re juré, nunca más volver a olvidarme de agradecer, a la vida por mi vida, a los ángeles por sostenerme cuando caía de un tercer piso, al kava kava por darme la claridad de ver y distinguir sencillez y tierra en parajes lejanos; al amor por dejarme volver a creer y a todos los que en algún momento han pensado en mi. Agradezco porque no creo en la ingratitud y agradezco tb a la tele, a esa caja idiota por haberme hecho ver una realidad mundana, pero tampoco tan lejana… gracias doctor Vidal por mostrar que las personas, son también humanas y quieran o no, viven aquí y con nosotros.

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