Hoy no podría ser un día más perfecto. Es domingo, acabo de ver una película de la puta madre llamada "Walter Mitty", de la cual les hablaré en otra entrada, el día está frío, nublado y las calles están llenas de hojitas de pálidos tonos amarillos y naranjos. Luego de la película, hicimos un rico almuerzo, bien conversado con un café de bajativo y ahora luego de trabajar un ratito en mi amada comunidad de siempre lindas, estoy sentada en mi terraza, disfrutando de un cigarrito y un té de hoja traído del norte, escribiendo, pensando y soñando, con mi cabeza y mi corazón a mil. ¡Les juro que no podría sentir un mayor romanticismo!
Creo que era necesario tener este momento introspectivo, después de una semana extraña, llena de sensaciones y sentimientos encontrados, donde pasé en mil segundos del amor a la pena por dos sucesos que marcaron mi camino. El primero y más feliz, ¡¡¡saber que voy a ser tía!!! mi hermana primogénita va a ser mamá y yo no puedo más de alegría. Al fin un niño en la familia (todos apostamos a que será niñita y que se llamará Martina), por fin siento que las fiestas familiares tendrán otro sentido, estoy segura que todos seremos inmensamente felices, aún más felices.
Por otro lado y en contraste, Gabito, un perrito que recogí cuando estaba agónico, después de semanas recuperándose, murió inesperadamente en los brazos de mi abuelita. Este tema me quema mal. A Gabo me lo encontré hace un tiempo en la playa cuando iba camino a casa. En el verano lo había visto siendo un cachorrito y siempre dije como broma que me lo robaría ya que era un perrito hermoso, pequeño, blanco, con ojitos de aceituna, incluso Gabo, era un perrito de raza de esos que venden a precios exagerados. Todos estos recuerdos se me vinieron a la cabeza cuando lo vi entre mis piernas intentando levantarse, famélico, sin mentirles, en los huesos... Deshidratado, maltratado, olvidado, con sus ojos y hocico quemados con ácido... POR LA CHUCHA!!! QUIEN PUDO HACERLE ALGO ASÍ. En ese momento supe que no podía dejarlo ahí, NO PODÍA. Lo tomé y me lo llevé a casa; durante el par de días que estuve ahí lo cuidé (no solo yo, toda mi familia lo cuidó tb) estoy segura que todos sufrieron igual que yo tratando de entender que animal podría haberle causado semejante daño. Los días y las semanas pasaron, Gabito parecía estar mejor, mi abuela estaba muy feliz con su recuperación, sin embargo de un día para otro y estando un poquito mejor, murió.
No encontré mucho consuelo, ni siquiera en las palabras de amor que me decían que le habíamos dado unos días dignos y felices... NO ME CONSUELA SABER QUE MI RAZA ES UNA MALA Y FEA RAZA. Estaba tan encariñada con Gabito, que incluso planeaba traérmelo a casa...
No entiendo por qué la vida siempre quiere otra cosa... por eso para mi la vida siempre seguirá siendo ridícula y mal escrita.
Muchas cosas más me han pasado, pero tenía tantas ganas de hablar de estos dos acontecimientos, tal vez porque los tenía atorados en el cogote. Por un lado la vida, por el otro la muerte. Por un lado un ser que deseaba venir, un ser amado, un ser esperado, por otro lado un ser que no pidió nacer, un ser que no pidió ser maltratado... Es impresionante como la vida siempre, cada día te va mostrando su poder y su fuerza con una serie de contrastes que te dejan sin aliento, que te descolocan, por eso es que nunca estaremos preparados para vivirla, pero algo si es muy claro y es parte de la filosofía de un grande que se nos fue hace poquito, LA VIDA ES PARA CONTARLA.
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¡Gracias por pasar por acá y leerme!
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