DESBOCADA

No sé si es el año que nos rige o qué, pero me siento completamente desbocada. Intento focalizar mi energía, concentrar mis esfuerzos en un solo objetivo, pero de pronto algo llama mi atención y me desvío.Estoy confusa, enredada, poco clara, pero nunca estancada. No he dejado de galopar, el problema es que lo estoy haciendo en todos los sentidos, no hay un norte claro para mi, o tal vez si lo hay, solo que a veces me asusto y decido cambiar el camino…

¿Les ha pasado algo así? Sentirse claras, resueltas, con las respuestas en la mano y de pronto sentir que nada saben, que nada entienden, y que pierden el control.

Es loco, porque dentro de todo, igual tengo la lucidez para ver y darme cuenta que estoy solo reaccionando como un caballo desbocado, sin embargo nada puedo hacer. Me he cuestionado mucho si realmente tengo que ponerle atajo a esta locura, pero hoy en un estado consciente, ¡¡creo que no!!, que solo tengo que fluir con mis sentimientos. Pienso y tengo la certeza dentro de mi corazón que el camino que elija siempre será el más difícil, pero también el más satisfactorio y el que me llenará el corazón.

Al final siempre ha sido así, he hecho lo que he querido con mi vida, he compartido con quién he sentido que debe ser parte de mi vida, me he entregado a los afectos, a los sueños, a las supersticiones, a las no reglas.He volado, me han traicionado, he confiado, me he desilusionado, he amado, pero también me han amado, y con locura… En cada dirección siempre hay una sorpresa para mi, debe ser por eso que me dejo llevar con más ímpetu que nunca.

Mañana tal vez nuevamente creeré tener claro mi norte y pensaré seriamente en no hacer mis maletas y poner en venta mi casa completa, o mañana tal vez tendré la certeza de que mi casa de concreto, firme y segura deberá ser la mejor del barrio, o tal vez tendré ganas de sumar nuevos integrantes a este viaje… Nadie lo sabe, ni yo lo sé.

Sólo puedo decirles que me siento contenta, expectante, nerviosa, ansiosa, mi vida gira rápido y siento un vértigo sabroso que me recorre desde la espina. Esta vez mi galope no lo gobierna nadie más que yo.

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